Vivimos en una sociedad que da mucho valor a la imagen. Constantemente nos están bombardeando con propuestas que nos indican que para tener éxito en la vida, necesitamos una imagen concreta. Una imagen que se supone que representa “la belleza”. Pero, ¿qué es la belleza en realidad? ¿No se ha dicho siempre que para gustos los colores? Entonces, ¿porqué nos creemos lo que nos dicen? ¿Porqué te crees que es verdad que para considerarte bella/o y sentirte a gusto con tu cuerpo debes cumplir con esas características?
Seguro que no me equivoco si afirmo que tú, en algún momento de tu vida, has tenido pensamientos negativos respecto a tu cuerpo. La verdad, es que tener una imagen corporal negativa es algo muy común en nuestra sociedad. Es por ello que he querido hablarte de esto.
¿Qué es la imagen corporal?
La autoimagen o imagen corporal es la visión subjetiva que tienes sobre el aspecto de tu cuerpo. Esta visión se forma a través de cuatro componentes:
- Incluye la información sobre la forma y el tamaño de tu cuerpo y sus partes.
- Incluye los pensamientos, creencias y automensajes que tienes sobre el cuerpo.
- Es el grado de satisfacción que tienes con tu cuerpo y las experiencias que este te proporciona,
- Son aquellas conductas que realizas en relación a tu cuerpo y el grado de satisfacción (evitar relaciones, esconderse…).
Cuando hablamos de imagen corporal negativa nos referimos tanto a sentimientos leves de insatisfacción y falta de atractivo como a una obsesión extrema por tu aspecto físico que impide un funcionamiento normal en el día a día.
¿Sabes cómo has llegado a la conclusión de que tu cuerpo no es suficientemente adecuado?
No es algo que aparezca de repente en tu pensamiento. La imagen corporal se construye a lo largo de la vida a partir de las influencias y experiencias que tienes. Las influencias de tus personas de referencia que ejercen de modelos para ti, desde la infancia hasta tu vida adulta. También tienen un papel relevante las consecuencias que se derivan del propio crecimiento (como cuando llegamos a la pubertad), de la maternidad, de accidentes, de enfermedades y/o del envejecimiento.
Además, las experiencias que tenemos con nuestro cuerpo, haber vivido situaciones de rechazo o burlas pueden ser también factores activadores de esta visión negativa.
Generalmente, las personas que tienen una imagen corporal negativa establecen un diálogo interno negativo. Intenta prestar atención a cómo te sientes con tu cuerpo, qué tipo de pensamientos suelen aparecerte. Debes saber que cuanto más negativos sean los pensamientos que tienes respecto a tu imagen, más conductas negativas tendrás hacia ella y más emociones desagradables experimentarás.
¿Cuál sería el objetivo entonces?
El objetivo debería ser intentar establecer un diálogo más positivo respecto a tu cuerpo y tu imagen. No es necesario llegar a un punto en el que todas las partes que forman tu cuerpo e imagen te encanten. Se trata de que seas capaz de ser amiga/o de tu cuerpo. Queriéndolo, respetándolo, valorándolo, cuidándolo a pesar de que haya cosas en él que no te gusten. Es curioso como seguro que eso eres capaz de hacerlo con las personas que te rodean pero en cambio te resulta súper complicado hacerlo con tu cuerpo.
¿Cómo se mantiene la imagen corporal negativa?
Pues bien, por un lado, hay ciertas creencias que influyen en la percepción que tenemos de nuestra apariencia física como por ejemplo que las personas que son físicamente atractivas son más felices, o que si pudieras ser como te gustaría ser, tu vida sería más feliz, o que la única manera que tienes de querer tu cuerpo es cambiándolo.
Hay muchísimas más, que probablemente, en algún momento han estado presentes en tu cabeza. ¿Te suena pensar que lo primero que notarán los demás es aquello que no “funciona” de tu aspecto? ¿O que la apariencia física muestra una parte de tu valor como persona? ¿O que tu imagen es en gran medida responsable de lo que consigues o no en la vida?
Todas estas creencias hacen que sea muy difícil valorar tu aspecto de forma positiva y todas ellas te invitan a desarrollar estrategias para controlar y/o modificar tu apariencia. Estas estrategias seguro que te hacen sentir mejor en un primer momento, pero es importante que sepas que mantienen la insatisfacción con tu cuerpo y, quizás, hasta la empeoran.
¿Qué podrías hacer para empezar a cambiar esta visión negativa?
Quiero proponerte que intentes detectar aquellas estrategias que utilizas para controlar los sentimientos y pensamientos negativos sobre tu imagen que probablemente mantienen tu insatisfacción. Te voy a poner unos cuantos ejemplos para que te resulte más sencillo.
Quizás te prohíbes hacer ciertas actividades como por ejemplo ir a la piscina o a la playa, o si vas, te mantienes todo el rato con la camiseta puesta. Quizás tienes algunos comportamientos que a veces implican maltratar tu cuerpo para intentar modificarlo, como por ejemplo, restringir alimentos o hacer ejercicio de forma exagerada. También puede ser que lleves a cabo algunos rituales de comprobación como pesarte muy a menudo, revisando tu apariencia en el espejo varias veces, pidiendo opinión a los demás…Puede que también pongas en marcha algunos medios para ocultar o camuflar aquello que no te gusta de tu aspecto, como por ejemplo utilizar un tipo de ropa que hace que no se note.
Ahora es tu turno, coge una libreta y un lápiz y ve apuntando todas aquellas estrategias que estás utilizando. Recuerda que aunque te hagan sentir más segura/o a corto plazo, también están manteniendo y intensificando el problema. Así que te animo a que elijas una e intentes dejar de utilizarla. Al principio será complicado, te sentirás ansiosa/o, pero verás como poco a poco la incomodidad va disminuyendo y deja paso a la aceptación.
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