Es frecuente que cuando atravesamos un proceso emocional complicado y desagradable nos sintamos vulnerables ya que el malestar emocional puede despertar o magnificar nuestras inseguridades.
¿Te has fijado alguna vez en cómo actúas cuando te sientes vulnerable?
Cuando nos sentimos vulnerables tenemos la percepción de que nos pueden hacer daño más fácilmente. Y cómo protección, algunas veces, intentamos esconder cómo nos sentimos realmente para que otras personas no conozcan nuestros puntos débiles y así evitar que puedan tener una mala impresión de nosotras/os o que lo puedan utilizar para hacernos daño.
A menudo, para esconder nuestro malestar emocional utilizamos una máscara. Ésta nos permite interpretar un papel y así poder dar relevancia a aquello que queremos que vean los demás.
¿Sientes que te pones la máscara frecuentemente?
Obviamente si lo haces es porque sientes que eso te ayuda. Probablemente te sientas protegida/o cuando llevas puesta esa máscara. Pero ¿estás segura/o de que en el fondo es lo mejor para ti?
En un primer momento ponerte la máscara te hace sentir fuerte, protegida/o, capaz de dejar a un lado los problemas y seguir adelante con tu vida. Y además tienes la sensación que los que te rodean también te ven así. Si tenemos en cuenta esto, ponernos una máscara es fantástico, ¿no?
Pues la verdad es que no. Cuando llevamos puesta la máscara no estamos prestando atención a aquello que nos pasa. No escuchamos nuestras necesidades y eso hace que no podamos encontrar soluciones, o por lo menos, que sean soluciones poco funcionales.
Como ya he dicho antes, generalmente nos sentimos vulnerables cuando nuestro estado de ánimo es bajo o estamos pasando por un proceso emocional complicado. Y como ya te expliqué en otro artículo cada emoción tiene implícita una necesidad que debemos satisfacer para poder procesarla y gestionarla. Puedes volver a leerlo en este enlace: ¿Qué son las emociones?
Si no prestas atención a tus emociones, no detectas cuáles son tus necesidades y, por tanto, no pones en marcha los mecanismos necesarios para poder gestionarlas. Entonces, lo más probable es que ese malestar se quede encallado y vaya molestando de vez en cuando.
Si además sientes que debes esconder lo que te ocurre, que no puedes compartirlo porque no puedes confiar al cien por cien en nadie, irá creándose en ti la sensación de que estás sola/o en esto, que solo te ocurre a ti, que nadie podría entenderte y/o ayudarte. Poco a poco, todos estos pensamientos harán que la sensación de aislamiento vaya creciendo y, paralelamente, eso hará crecer tu malestar.
Como te digo siempre, no hay una única manera de gestionar las emociones o de enfrentarse al malestar. Cada uno debe encontrar sus propias herramientas y estrategias para ello. Por tanto, no busques soluciones mágicas, porque no existen.
Te voy a dar algunas recomendaciones para que puedas quitarte la máscara de vez cuando y escucharte:
- Permítete sentir, deja que las emociones fluyan.
- Busca una manera de expresar tus emociones que sea válida para ti.
- No juzgues lo que sientes, no hay emociones correctas y emociones incorrectas.
- Respeta tu ritmo y no te compares.
- No te exijas saberlo todo.
- Recuerda que absolutamente todas las personas pasamos por procesos emocionales difíciles, así que todos somos vulnerables en algunos momentos de nuestras vidas.
- Pedir ayuda es de valientes, así que pídela si lo necesitas.
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