Cuando llega el momento de despedir el año, es habitual que muchos aprovechemos para hacer un balance de lo que hemos vivido, cómo hemos gestionado las dificultades que nos hemos encontrado, qué no funciona en nuestras vidas, y así plantearnos qué queremos cambiar.
Es una época en la que nos marcamos objetivos y nos hacemos promesas, y muchas veces, lo que acaba ocurriendo es que la mayor parte de esos objetivos no llegamos a cumplirlos. ¿Te suena de algo? Es posible que en este momento estés pensando “Vaya si me suena… ¡todos los años igual!”. Permíteme preguntarte, ¿qué ha pasado? ¿Qué te ha impedido hacerlo? Si tenías tan claro que querías hacer esos cambios en tu vida, ¿por qué no los has hecho?
Existen muchos motivos por los que quizás, año tras año, no consigues alcanzar tus objetivos. Hoy, quiero hablarte de algunos de ellos para ayudarte a que este año lo consigas.
Es un objetivo demasiado grande
Cuando estamos motivados para hacer un cambio, el entusiasmo puede llevarnos a plantearnos un cambio poco realista. Y con eso me refiero a que, a veces, no estamos preparados para hacer un cambio de tanta magnitud en tan poco tiempo. Seguramente, no seremos capaces de mantenerlo a lo largo del tiempo y eso hará que nos frustremos y probablemente, que abandonemos.
Es un objetivo a largo plazo
A veces queremos empezar la casa por el tejado, queremos el resultado final pero no vemos todos los pasos que necesitamos para conseguirlo. Eso probablemente hará que sintamos que no somos capaces de conseguirlo y la frustración y el desánimo nos conduzcan al abandono.
No es un objetivo suficientemente importante para ti
En ocasiones nos proponemos objetivos que pensamos que deberíamos alcanzar. Quizás nuestro entorno nos repite lo importante que es hacer ese cambio. Y es posible que tú también lo creas, pero quizás a ti no te apetece hacerlo, o quizás no es tu momento. Pues bien, proponerte alcanzar un objetivo solo porque crees que debes hacerlo, muy probablemente te conducirá a abandonarlo.
Miedo
A veces los cambios que nos proponemos implican un riesgo. Como todas las decisiones, hacer un cambio en nuestra vida conlleva beneficios y pérdidas. Es posible que las posibles pérdidas que sigan a esos cambios nos asusten, aparezca la incertidumbre, las inseguridades, y eso nos genera ansiedad. Atrevernos a salir de nuestra zona de confort es difícil, así que posiblemente algunos de tus propósitos caigan en el olvido a causa del miedo.
No tienes un plan
Es común que cuando nos sentamos a escribir nuestra lista de propósitos pensemos en lo que queremos conseguir pero ¿has pensado qué estrategias deberías poner en marcha para conseguirlos? ¿Sabes qué pasos deberías seguir? ¿Conoces qué dificultades te puedes encontrar? Saber dónde queremos llegar es muy importante, pero no tener un plan, no saber por dónde empezar, puede generarnos angustia y eso nos llevará a posponer o abandonar esos objetivos.
Es probable que lo que te ocurre a ti sea una mezcla de todos. No te preocupes, al final del artículo encontrarás un pequeño ejercicio que espero que te sea útil para que este año puedas decir con rotundidad: ¡Este año lo voy a conseguir!
Pero antes me gustaría explicarte por qué es importante que alcances tus objetivos. El hecho que año tras año dejes objetivos importantes por cumplir, tiene un efecto negativo sobre tu percepción de autoeficacia y tu autoestima, provocándote una pérdida de confianza y de motivación.
Recuerda que nuestro cerebro es plástico, lo que significa que se adapta, que cambia. Esto es gracias a que las neuronas van generando nuevas conexiones a lo largo de toda nuestra vida. Eso significa que cambias, tienes la posibilidad de generar cambios en tu vida. Y ahora, se te abre un abanico muy grande de posibilidades. Puedes adquirir nuevas habilidades, cambiar de aficiones, de profesión, cambiar tu círculo social, practicar nuevos deportes… Eso sí, hacer cualquiera de estos cambios requiere esfuerzo.
Como ya te he comentado antes, quiero ayudarte a conseguir cumplir tus propósitos para el 2019. Así que aquí tienes una guía con 7 pasos para que lo consigas:
- Escribe en un papel tu lista de propósitos para el próximo año. Cuando lo tengas, selecciona el más importante para ti. Cambiarlo todo a la vez es muy complicado, así que te propongo que empieces por uno, el más prioritario, y conviértelo en tu próximo objetivo. Cuando hayas conseguido alcanzarlo, podrás ir a por el segundo.
- Ahora, vuelve a coger papel y lápiz, y reflexiona sobre tu objetivo. La idea es que te hagas preguntas, como si pretendieras descubrir un secreto oculto. ¿Qué quieres conseguir? ¿Por qué quieres conseguirlo? ¿Para qué o para quién lo quieres conseguir? ¿Con qué recursos, capacidades y habilidades cuentas para conseguirlo?
- Cuando ya tengas clara tu motivación para trabajar en ese objetivo es hora de que te asegures de definirlo bien. Tiene que ser algo concreto. Si es necesario, divídelo en objetivos más pequeños. Es importante que las metas sean alcanzables, realistas y a corto plazo. Así, tu percepción de autoeficacia aumentará y te será mucho más fácil alcanzar tus objetivos a largo plazo.
- Para incluir un nuevo hábito en tu vida necesitas dedicarle tiempo. Búscale un espacio en tu agenda y conviértelo en parte de tu rutina. Si no lo haces, seguramente lo irás postergando, y en consecuencia, no llegarás a lograrlo.
- Es normal que no te acuerdes de ello porque todavía no lo has incorporado en tu día a día. Busca sistemas para recordarlo, como marcarlo con fosforito en tu agenda o ponerte alarmas en tu móvil.
- Sabemos que es difícil salir de nuestra zona de confort, porque salir de ahí requiere esfuerzo. No hagas caso de los pensamientos que te inciten a dejarlo o a no empezar. Piensa en cómo mejorará tu vida, en cómo te sientes, en lo que te ha impulsado a proponerte ese cambio. La emoción te ayudará a fidelizar el hábito.
- No hay un día óptimo para empezar así que empieza hoy con algo.
No olvides que cada persona tiene su ritmo, no te compares y permítete ir poco a poco si lo necesitas.
Y recuerda, se trata de incluirlo en tu vida como algo con lo que disfrutar, no tiene que suponer un sufrimiento.
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